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Publicado Julio 05, 2020
Fuente:
Chile Covid: lo que no se dice
Cuerpo

Lo increíble es que los chilenos estamos completamente desinformados de la magnitud del desastre sanitario que estamos sufriendo. Al ver los noticiarios en TV, cualquiera podría creer que seguimos bastante mejor que países como Estados Unidos, Brasil, Perú y México.

Lo increíble es que los chilenos estamos completamente desinformados de la magnitud del desastre sanitario que estamos sufriendo. Al ver los noticiarios en TV, cualquiera podría creer que seguimos bastante mejor que países como Estados Unidos, Brasil, Perú y México.

La información fundamental para comprender realmente las dimensiones de la pandemia en cualquier país son las cifras de personas contagiadas y fallecidas en relación a su población. Son estas cifras las que nos revelan la probabilidad efectiva que tiene cada persona de contagiarse y fallecer en su respectivo país. Y, a la vez, son ellas las que permiten una debida comparación con otros países respecto de los nocivos efectos de la pandemia.

A través de ellas podemos constatar que, desgraciadamente, nuestro país es hoy el más afectado del mundo en las dos categorías más cruciales y que tienen una dimensión objetiva: el número de personas graves hospitalizadas en cuidados intensivos y el número de personas fallecidas. Así, de acuerdo al Worldometers, luego de alternar con Moldavia a lo largo de junio, Chile pasó a ser el 30 de junio el país con más personas hospitalizadas en cuidados intensivos en relación a su población: 2.099 enfermos, esto es, 109 personas por millón.

Y más grave aún, Chile es el país que ha tenido –lejos– el mayor número de fallecidos en el mundo durante el mes de junio en relación a su población. De este modo, tuvo 237 personas muertas por millón (4.565), seguido por Perú con 149 (4.910); Brasil con 135 (28.995); México con 133 (17.132); Estados Unidos con 67 (22.331) y Reino Unido con 66 (4.537).

Mucho peores, aún, son los registros de Chile al medir el incremento porcentual de personas fallecidas por covid en junio respecto de todos los meses anteriores. De este modo, en nuestro país en el mes pasado se produjo un alza ¡del 384%! respecto de los fallecidos con anterioridad (1.188); seguido de México con 161% (respecto de 10.637); Perú con 103% (de 4.767); Brasil con 92% (de 31.199); Estados Unidos con 20% (de 108.059); y Reino Unido con 11% (de 39.369).

Lo increíble es que los chilenos estamos completamente desinformados de la magnitud del desastre sanitario que estamos sufriendo. Al ver los noticiarios en TV, cualquiera podría creer que seguimos bastante mejor que países como Estados Unidos, Brasil, Perú y México, al hablarse sólo de los números absolutos de personas contagiadas y fallecidas. Y el intento manifiesto de desinformación se comprueba cuando vemos que respecto del número comparativo de test de verificación de la enfermedad por países, sí se informa del número de test por persona ¡dado que en esa categoría Chile está entre los mejores de América Latina!...

Es obvio que esta desinformación se efectúa para mejorar la “imagen” de la gestión gubernativa al respecto. No importa que esto signifique faltarle el respeto a la población; impedir que ésta tome la debida conciencia de la gravedad de la situación para que muchos que no necesiten imperiosamente salir de sus casas lo hagan, y para que disminuyan las presiones al Gobierno para que éste le proporcione más recursos económicos (a los más pobres) que le permitan sustentar una cuarentena efectiva.

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Los análisis de los resultados de las elecciones del 07 de mayo en Chile compiten en materia de inconsistencia, ignorancia y mala fe. En la materia conviene regresar a los elementos básicos: los números. Hacerlos hablar. Pero no como los ventrílocuos... He aquí un esfuerzo por comprender lo -a priori- incomprensible.
Estas instituciones de salud han estado cobrando excesos de pago en forma ilegal durante muchos años. En buen chileno, le han estado robando dinero al bolsillo de millones de cotizantes, pero la derecha, como siempre defensora de estos delitos, los llama “cobros indebidos” o “apropiación indebida”. Vaya eufemismo con el que denominan este asalto a la fe pública y al robo descarado.
Ciertamente existe un treinta y cuatro por ciento de ciudadanos que hay que encantar electoralmente, sobre todo cuando se sabe que esta cifra ha sido muy incrementada por el voto de izquierda duro y desilusionado de la gestión gubernamental como del rendimiento de partidos que están sumidos en su oficio de repartirse los cargos de la administración pública, así como deslizarse por el tobogán de la corrupción.