Publicado Febrero 03, 2021
Ecuador, elecciones presidenciales: Lenin Moreno intenta impedir el voto popular en el último minuto.
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Lenin Moreno sigue desesperado, pues hasta el momento, el candidato que lidera las encuestas es Andrés Arauz, candidato de la coalición Unión por la Esperanza UNES, con un 39.2 % y es el más cercano a lo que fue el Correísmo...

El próximo domingo 7 de febrero se llevarán a cabo las elecciones presidenciales y legislativas en Ecuador. 137 asambleístas serán elegidos para un nuevo parlamento y Ecuador tendrá por fin un nuevo presidente. Son 16 los binomios que se presentan en competición para la presidencia de la república.

Es de esperar que estas elecciones puedan cerrar definitivamente la nefasta «era de la traición» liderada por Lenin Moreno, quien en su mejor momento fue nombrado por el Correísmo, para ser la carta de reemplazo propuesta por Rafael Correa. Al comienzo, muchos creímos que Lenin Moreno sería el candidato de la continuidad del ejemplar proceso progresista que en ese entonces se vivía muy exitosamente en el Ecuador. Nadie se imaginaría que Lenin Moreno, un personaje que nunca ha creído en nada más que su gloria personal, llegaría a lo que realizó durante todo este nefasto tiempo para el Ecuador.

Nadie imaginaba que Lenin Moreno, engañando a su pueblo bajo su condición de «Delfín del Correísmo» , quien ganó por la izquierda pero gobernó con la derecha, sería quien diera luz, para aferrarse al poder, a una de la más reaccionarias alianzas de la rancia derecha ecuatoriana, quienes unidos a los banqueros con sed de venganza, fueron destruyendo paso a paso todo lo que el Correísmo había realizado en más de 10 años, apoyados por un gran arco de representantes de la finanza ultra neoliberal criolla e internacional.

Lenin Moreno, un neoliberal, proimperialista y anti integracionista, más que el «gran traidor» a Rafael Correa, fue algo aún peor: fue quien engañó a millones de ecuatorianos que le dieron su voto pensando que iba a dar continuidad al proceso de la revolución ciudadana que se inició en 2007 y que había logrado mejores condiciones de vida para el pueblo ecuatoriano.

A título de ejemplo a nivel internacional, fue él quien negoció la expulsión de Julián Assange y su entrega a las autoridades inglesas, a cambio de un suculento crédito del FMI, que ha endeudado al país por varios millones de dólares.

Bajo el gobierno de Lenin Moreno, fueron perseguidas y proscritas todas las organizaciones políticas del Correísmo, se reprimió, encarceló, y exilió a más de la mitad de quienes lo llevaron al poder; y a los que no pudo cooptar, los anuló, les expropió sus bienes y recuperó hasta los nombres de sus coaliciones políticas.

La democracia ha dejado de ser el gobierno de las mayorías, para ser el gobierno de las minorías. La democracia ha dejado de ser el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo para ser el gobierno de los ricos, por los ricos y para los ricos.

La obsesión de Moreno ha consistido en erradicar definitivamente todo lo que había sido construido durante el periodo de la política llamada del Buen Vivir y de la Revolución Ciudadana del Ecuador.

Pero, Lenin Moreno sigue desesperado, pues hasta el momento, el candidato que lidera las encuestas es Andrés Arauz, candidato de la coalición Unión por la Esperanza UNES, con un 39.2 % y es el más cercano a lo que fue el Correísmo, seguido por el representante de la alianza CREO-PSC, el banquero Guillermo Lasso quien obtendría el 21.8 % de votos, y en tercer lugar por el candidato indigenista del movimiento Pachakutik, Yaku Pérez, a quien las encuestas le otorgan un 14.4 % de intención de votos.

Según la regla del juego electoral en Ecuador, para ganar las elecciones en la primera vuelta, el candidato debe llegar al menos a un 40% de los votos y a la vez, obtener una diferencia con el segundo del 10 %.

Han sido miles los intentos más inverosímiles por impedir que se realicen las elecciones presidenciales este 7 de febrero. Dirigentes locales e internacionales alertan a la opinión pública internacional, sobre una tentativa de anular las elecciones, pues quien lidera las encuestas es el binomio Arauz-Arracel. Y eso no puede ser asumido por el poder actual.

Moreno se hizo convocar a Washington y, antes de viajar, se vacunó clandestinamente contra el Covid 19: recordemos como su gestión frente a la pandemia ha sido, por decir lo menos, catastrófica. Aún no hemos olvidado a los miles de cadáveres abandonados en las calles de Guayaquil, y los centenares de ciudadanos agonizantes que pedían ayuda para ser atendidos en los hospitales. Pero Lenin Moreno se aseguró su vacuna y la de sus mas cercanos.

En Washington, se reúne con Almagro, secretario general de la OEA, un siniestro personaje, organizador de Golpes de Estados en todos los procesos electorales latinoamericanos que no sean afines de Estados Unidos: todos recordamos su última siniestra gestión en Bolivia. Moreno viaja a recibir instrucciones, tiene miedo: teme pues negocia su futuro, sabe que en Ecuador tendrá que responder frente a la justicia. Al parecer ya habría negociado un exilio en Suiza, y el apoyo de los EE. UU.

Se reúne con el ex director del Consejo de seguridad de la Casa Blanca, actual presidente del Banco Interamericano del Desarrollo BID, un cubano-estadounidense, Claver Carone, y también se reúne con el FMI.

El apoyo norteamericano se activa por intermedio del Instituto Nacional Demócrata (NDI) y el International Republican Institute (IRI). Al igual que en Bolivia, prometen fondos y reclutamiento de operadores. La derecha ecuatoriana comienza a hacer ruidos de un supuesto fraude electoral, crean el «Observatorio para el control de las Elecciones Ecuatorianas», instalan los instrumentos necesarios para denunciar el «supuesto fraude electoral», igual como en Bolivia, nada nuevo. Pero éstos siguen siendo poderosos instrumentos, que, unidos con el poder mediático, son de una temible eficiencia para desestabilizar y aniquilar cualquier elección que no sea del gusto de las derechas reaccionarias y de los Estados Unidos.

Para inaugurar el clima de inseguridad, hace pocos días los ecuatorianos asisten perplejos al vil asesinato de un conocido periodista nacional, que investigaba la corrupción de personajes ligados a Moreno, realizado por 3 tiradores en moto, sin que sean aprehendidos y que sólo apareció en las páginas rojas de hechos delictuales...

Aunque les duela, los votos para Andrés Arauz siguen creciendo, y aparece como posible una victoria en la primera vuelta, los ecuatorianos se movilizan al interior del país, voto por voto, cuidándose en tiempos de Covid, pero determinados a terminar con el Gobierno del Traidor, así también como en el exterior los ecuatorianos van defendiendo su derecho a poder votar, pues también, por todos lados se intenta robarles su derecho a participar en estas elecciones. Todo sirve para impedir la victoria del campo progresista.

A nosotros, desde aquí, no nos queda más que reforzar la presión internacional, alertar y activar la solidaridad, denunciar las maniobras de injerencia de la OEA, de los Estados Unidos y de estas maniobras de último minuto para impedir que se realicen las elecciones presidenciales en Ecuador.

Así también es urgente enviar observadores internacionales para estar atentos el domingo 7 de febrero y que el voto y la opción del pueblo ecuatoriano sea respetada.