Hay que ser objetivos, los responsables de esta crisis son todos los gobiernos de la concertación y los dos de la derecha. El abuso es demasiado, no es soportable vivir en una sociedad con profundas injusticias y pedir al mismo tiempo paz social.

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Hay que ser objetivos, los responsables de esta crisis son todos los gobiernos de la concertación y los dos de la derecha. El abuso es demasiado, no es soportable vivir en una sociedad con profundas injusticias y pedir al mismo tiempo paz social.
Esto se veía venir, con tanta injusticia social la olla de presión era una cosa de tiempo. No son los 30 pesos de la subida del metro que causó un tsunami de legítimas protestas, violencia, saqueos e incendios en las principales ciudades del país. Hay que ser objetivos, los responsables de esta crisis son todos los gobiernos de la concertación y los dos de la derecha. El abuso es demasiado, no es soportable vivir en una sociedad con profundas injusticias y pedir al mismo tiempo paz social.
Chile no es un oasis de tranquilidad y felicidad en América latina, como erróneamente declaró Piñera a un medio internacional. La mugre siempre ha estado por debajo de la alfombra, el sol por más que lo quieran no lo pueden tapar con el dedo. La realidad social es otra: los precios suben menos los sueldos, el gran robo de las AFP, subidas constantes de los medicamentos, evasión tributarias de los millonarios, la corrupción de la clase política, la corrupción de carabineros, la destrucción de la la naturaleza, el extractivismo, zonas de sacrificios, el negocio usurero de la educación, el agua privatizada, el negocio de la salud, milicogate, la corrupción política, etc. La lista es larga y son pocas las respuestas políticas para acabar con los abusos.
Luksic, uno de los hombre más ricos del país, le puso el cascabel al gobierno: “La clase política puede hoy resolver las pensiones, la educación, la salud y el transporte público”
Sin embargo, Piñera demostró tener poca capacidad política para responder a la profunda crisis social y política del país —apagó el incendio con bencina— . Pudo haber resuelto este problema en la semana, derogando el aumento a la tarifa del metro, no obstante, su poca empatía, el paupérrimo conocimiento del mundo social que tiene su gobierno hizo que todo Chile esté en estado de insurrección y en toque de queda. En esta profunda crisis social y política, ningún sector político puede sacar cuentas positivas, porque la desconfianza, el desprecio, el odio de la ciudadanía hacia la clase política puede que sea transversal y el desprestigio institucional es total.
Ahora bien, como lo ha escrito Luksic, las soluciones a todas las demandas sociales comenzando por las AFP, entre otras, tienen que ser resultas urgentemente. La ciudadanía no puede seguir esperando, nuestro país necesita un cambio político estructural comenzando por una real asamblea ciudadana para una nueva Constitución, la cual debe resguardar un nuevo pacto social al servicio de la justicia social y no a la merced de una economía de mercado que enriquece únicamente un porcentaje muy pequeño del país, que genera desigualdad, que destruye nuestra naturaleza, que contamina y que sacrifica con enfermedades a familias modestas como en Quinteros o en Coronel.
En fin, el modelo neoliberal salvaje impuesto por un dictador y apoyado por quienes nos gobiernan actualmente tiene herida de muerte. Chile, necesita voluntad política para un contrato social acorde con el real significado de una democracia, para hacer frente al cambio climático, para justicia y paz para nuestra patria.
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