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¿Cómo entender lo que acontece en estos momentos en Perú? Pues no se trata de algo tan simple como que el pueblo peruano está defendiendo al presidente destituido; no se trata de que el pueblo peruano adorara a Martín Vizcarra y el pueblo no se aceptara semejante acto de violencia institucional (como un cierto Golpe de Estado ‘light’; tan propio de estos tiempos: no olvidemos el caso de Dilma en Brasil, y el de Evo de Bolivia, etc.); si pensamos esto, sería realmente una locura. Y que la llegada del presidente Manuel Merino era odiada por todos (por ser golpista, un hombre de derechas y un largo etc.); aunque él ya renunció este domingo 15 de noviembre, en realidad, el problema es otro. Y a veces los analistas no quieren verlo o no quieren decir lo que se esconde tras esta revuelta popular. ¿Por qué les incomoda hablar con la verdad? Se trata de no falsear lo evidente que acontece por años en Perú. Y espero que no llamen a esa revuelta como: ‘estallido social’; que fue la manera que el establishment chileno lo hizo.
Una de las anormalidades del sistema actual, y que dura desde ya varias décadas y se impone planetariamente, y no olvidemos que todo el sistema capitalista es una anormalidad naturalizada por ideologización extrema, es querer resignificar y disfrazar lo que acontece con significantes neutros o “eufemismos” proactivos o “alegres”, etc.; por ejemplo, en todas partes del planeta se habló en el 2020 de la “nueva normalidad”; y ahora viendo el rebrote de Europa suena a chiste negro, muy negro (pero en Latinoamérica se le usa todavía). Y se le llamaba a ese proceso bastante chapuza y oscuro de desconfinamiento por fases y de eliminación de cuarentenas en distintas ciudades, de muchos países por la Pandemia del Covid-19.
Y así, de este modo, la matriz productiva capitalista volvía nuevamente a ser operativa en su totalidad; y con ello se evitaba el malestar social contra el gobierno de turno y en pleno verano. En Chile se dio una revuelta social con rasgos revolucionarios en octubre de 2019 (desde el 18 de Octubre) y a ese proceso “destituyente” del imperialismo capitalista que se construyó en Chile para 1973, con el Golpe de Estado, se le quiere “vestir” como algo “juvenil” y, por tanto, no verdadero por inmadurez (un cierto hipismo dionisíaco que busca a otro Amo que gobierne), y esta práctica lo hicieron los mismos políticos españoles contra el telúrico e innovador 15 M español (y lo hicieron los franceses con el antiguo Mayo del 68 francés). Y en vez de decir la verdad de lo que acontecía en Chile, se usó la fórmula de ‘estallido social’ pero es un efecto ideológico capitalista de transformación de los hechos con vista a la propia sociedad chilena, como hacia la comunidad internacional.
Para entender lo que sucede en Perú debemos entender que es una revuelta revolucionaria a la altura del siglo XXI y con un nuevo sujeto revolucionario. Es una Revolución, pero debemos, para poder verla, repensar el sujeto revolucionario, allí tanto la teoría como la praxis han fracasado por años en su diagnóstico, en sus conceptos, en su activismo, aunque aparentemente se tenía bien claro cuál era el enemigo a revolucionar en algún lugar determinado; dicho simplemente, el Capitalismo que ha destrozado las instituciones y además ha generado un nivel de corrupción en toda la elite gobernante, desde empresarios a fuerzas militares. Y esto con la Pandemia ha generado un malestar que toca las raíces mismas del sistema. (porque no solamente el pueblo es confinado, sino que se le trata mal, se contagia igual, se mueren igual y pasan hambre y se quedan sin trabajo). Eso es lo que ha pasado en Perú por décadas. Ese sujeto revolucionario peruano que se puede ver en distintas ciudades (Lima, Arequipa, etc.) lo señalo como: NosOtros.
¿Qué es ese NosOtros de forma más explícita? “NosOtros” es un concepto-experiencia que expresa en sí mismo a un tejido socio-histórico material y virtual situado; por ejemplo, en Perú no es lo mismo ser del norte que del sur, ser de un pueblo rural que de una ciudad, ser del interior cordillerano que de la costa, ser de la capital que de regiones, ser de este barrio que del otro, ser hombre o mujer, ser heterosexual u homosexual, ser de derecha o de izquierda, ser rico o pobre, ser indígena o ser “peruano”, etc.
Y, por lo mismo, en este concepto-experiencia en castellano, que en su “expresión” hace explícito al Otro (para que tanto en lo visual como en su prosodia literalmente se vea y exprese a ese Otro), se busca indicar cómo hoy debemos entender al humano “en medio de” este Capitalismo hacendal y “a pesar de” la Pandemia del Covid-19 del siglo XXI, como posibilidad verdadera de resistencia y, a la vez, transformación de esa misma ideología capitalista dominante, voraz, tóxica e infecciosa (el verdadero virus que nos contagia por décadas y esto fue lo que se dio cuenta el pueblo peruano y la rabia los movilizó: lo de Vizcarra es como una excusa, similar al caso chileno con la evasión que hicieron los jóvenes para no pagar el valor del metro de Santiago). Una ideología nihilista como es el Capitalismo en el que vivimos y somos modelados a diario es lo que se busca revolucionar; y es una guerra en todos los territoritos posibles: empíricos, virtuales, inconscientes; este último debe ser el territorio fundamental para conquistar. Y los peruanos, por rabia, se han sumergido al abismal inconsciente de unos con Otros; y allí se da lo político (lo común que nos articula) y de inmediato aconteció la revuelta.
Con este concepto-experiencia de NosOtros se supera la abstracción unilateral y vacía de entender al humano como de modo formal; esto es, como un “yo”, demasiado filosófico y psicoanalítico de manual (no de Clínica), o como un neutral y huero “nosotros”, demasiado socialdemócrata (ni qué decir tantos conceptos o descripciones de los filósofos como de las ciencias sociales o de nuestras creencias: existencia, conciencia, espíritu, creatura, animal simbólico, homo sapiens, homo economicus, pueblo, multitud y un larguísimo etc.) y también estructrado de forma cerrada con su oposición necesaria. Este concepto-vivo, que se puede visibilizar simbólicamente como un “Centauro” (siguiendo la metáfora de Nietzsche) para dar la idea e imagen que está vivó, que es monstruoso, que no se puede domar ni limitar, que se mueve por todas partes, que crea mitos, y que no depende de teoría alguna, es un concepto-vivo que realiza Revoluciones. Y de Chile ahora está en Perú y es posible que luego esté en otra parte o en varias a la vez.
La “Revolución por venir” se está dando y se articula de forma viva entre el Estado y el NosOtros. Estado y Revolución es Estado y NosOtros en este siglo XXI. Y en este movimiento vivo lo que se debe liberar es el deseo más allá de una estrucura laberíntica capitalista; ahí solamente se da engaño y muerte. Solamente en la medida que el Estado pasa por NosOtros en un codiseño vivo y dinámico se puede entender la Revolución no como deseo de revolución, esto es, otra simple revolución fallida: otro amo y nada más.
Pero en Chile y ahora en Perú se vio esto; que sí es posible la Revolución con mayúscula, aunque se reprima al pueblo con extrema violencia: y es en esta lógica positiva y no fallida vía codiseño del Estado por el NosOtros de forma permanente. Y así se nos invita a crear en la libertad y en ello a liberar el deseo del pueblo peruano; la Revolución es posible. Y no solamente en Chile y ahora en Perú No se trata de desear revolución, sino de que la “Revolución por venir” en ese Estado vivo, en codiseño junto al pueblo, nos permita liberar el deseo de las cadenas capitalistas que nos han subyugados por años y que en esta Pandemia se han evidenciado de forma radical. Ese es el desafío de Perú hoy y esperemos que puedan generar un proceso constituyente y que este espíritu del cambio vuele por toda Latinoamérica (incluso que salte a la vieja, nihilista y determinista Europa; y se abra, de verdad, la posibilidad de otra España, Francia, Italia, etc.).
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