Publicado Febrero 09, 2021
SEGUEL EL REBELDE
Cuerpo
Es la falta de esos líderes, lo que hoy le hace falta a Chile, ni siquiera la Iglesia hoy puede aportar a un Raúl Silva Henríquez, los políticos no dan el ancho con sus egos y divisiones que entregan gratuitamente la conducción del país a un tercio anclado en el pasado que rechaza una nueva constitución.

“Memorias de Rodolfo Seguel Molina, el sindicalista que logró que los chilenos le perdieran el miedo a Pinochet. Su rebelión de manos limpias triunfó y Chile retornó a la democracia”

Esta es la presentación que hace el periodista Francisco Castillo Morales del libro que en 249 páginas va relatando la vida del Sindicalista.

En diciembre de 1983 en Oslo, Noruega, Rodolfo Seguel dijo “me gustaría un Chile en el que los chilenos puedan mirarse de frente, sin vergüenza; un Chile en el que los chilenos se sientan libres, sin temor; un Chile democrático y justo, que restablezca el orden que hoy no existe”

Seguramente para las nuevas generaciones las citas anteriores y el nombre de Rodolfo Seguel no les diga nada, es lo más probable, los que hoy tienen promedio 30 años o menos, va a resultar un nombre más, seguramente porque parte de sus vidas han estado y están conectados a sus sistemas tecnológicos que les aportan solo lo que ellos buscan, claramente la historia reciente de su país no está entre sus preferencias, la comprensión lectora de los chilenos y en especial de los más jóvenes es casi igual a cero.

Resulta que Rodolfo Seguel Molina era un joven trabajador de la segunda línea en Caletones y quiso el destino que el 22 de febrero de 1983 se convirtiera en el Presidente de la Confederación de Trabajadores del Cobre (CTC).

En plena dictadura el 21 de abril de 1983, Seguel convoca a un Paro Nacional que exige al dictador Augusto Pinochet Ugarte “cambios al sistema económico, social, cultural y político, impuesto a la fuerza y con engaños, que nos ha tratado de asfixiar con armas, terror y represión”.

La dictadura, responde enviando tropas, artillería y blindados a los yacimientos mineros. Para evitar una inminente tragedia Seguel cambia la huelga por una Protesta Pacífica, haciendo un llamado no solo a los mineros, también a las dueñas de casa, estudiantes, profesionales, pobladores para que se manifestarán sin violencia, tocando bocinas, ollas, no salir a comprar, dejando a los niños en las casas sin ir a clases.

El régimen militar menosprecia el llamado y deja actuar porque no creen que pueda funcionar. El Partido Comunista se margina, posteriormente una parte de sus bases se pliega.

La protesta se lleva a cabo el 11 de mayo de 1983. Dos millones y medio de personas participan a nivel nacional en esta primera expresión ciudadana en plena dictadura. Algo inédito.

A partir de ese instante la vida de Seguel nunca más fue la misma, fue detenido y preso en muchas ocasiones, fue golpeado y señalado por la dictadura como objetivo para eliminar, librándose de varios atentados en su contra.

Pero su coraje podía más y su lucha representando al mundo de los trabajadores mineros salto las fronteras de nuestro país, fue señalado como el Lech Walesa latinoamericano, era invitado y recibido el Papa Juan Pablo Segundo, el Presidente del Gobierno de España Felipe González, en Washington por el senador Ted Kennedy, con Lula en Sao Paulo entre otros.

¿Cómo es posible que una personalidad tan potente y que significo tanto para nuestro país en una época trágica de nuestra historia, no sea valorada en su total dimensión hoy?

Razones muchas, una de las principales y en boca del propio Seguel a quien invitamos a nuestra casa y conversamos largamente, es que, recuperada la democracia, los partidos políticos tomaron el control de país, relegando a un segundo y tercer plano a los movimientos sociales que fueron los que posibilitaron la vuelta a la democracia, como es el caso del movimiento iniciado con los trabajadores del cobre.

Entonces no debe extrañar que las nuevas generaciones de chilenos no conozcan la historia reciente de su país, por un tema de ignorancia personal, por un lado, pero también porque el sistema se encargó de borrar de alguna forma esa historia. Por ejemplo, en Alemania los estudiantes no desconocen lo que sucedió en su país en las guerras y la administración nazi. Esa es su historia y el conocerla les permite tener claridad de lo que sus padres vivieron y como a ellos les repercutió en sus vidas.

En cambio, en Chile, las nuevas generaciones heredaron un país que a partir de 1990 comienza una carrera por ser un país desarrollado, jactándose de ser el jaguar de América Latina, mirando en menos a sus vecinos, toda gira en torno a las cifras macroeconómicas, se abre el apetito del consumismo, llegan las tarjetas de crédito que todo lo compran, endeudándose hasta tres veces su presupuesto, olvidando que después hay que pagar.

Y resulta que todo lo acontecido como país hasta antes de 1990, mejor olvidar, incluidos los personajes que lucharon y permitieron llegar a esa democracia a riesgo de sus vidas, como es el caso de Rodolfo Seguel.

Volviendo al presente y lo sucedido con el Estallido Social, reflejo que esa tremenda demostración de la ciudadanía solo comparable con la protesta convocada por Seguel tiene una diferencia, el movimiento de 1983 tenía un Líder, la del 2019 no lo tenía.

Es la falta de esos líderes, lo que hoy le hace falta a Chile, ni siquiera la Iglesia hoy puede aportar a un Raúl Silva Henríquez, los políticos no dan el ancho con sus egos y divisiones que entregan gratuitamente la conducción del país a un tercio anclado en el pasado que rechaza una nueva constitución. 

Rodolfo Seguel junto a Manuel Bustos y al cardenal Raúl Silva Henríquez
Rodolfo Seguel junto a Manuel Bustos y al cardenal Raúl Silva Henríquez

Rodolfo Seguel tiene el reconocimiento moral de dar testimonio de su vida sin esperar nada a cambio, solo querer aportar en especial a los más jóvenes, para que luchen por sus ideales, pero no escudándose en la violencia para lograr sus objetivos. Rodolfo luchó como lo repite una y otra vez “con las manos limpias y a cara descubierta” sin violencia puso de rodillas a la más feroz dictadura de América Latina. Los que se tapan la cara y salen a quemar negocios y servicios que le sirven a la clase más necesitada solo le hacen el juego a los que ellos precisamente quieren combatir.

Rodolfo Seguel hoy día vuelve nuevamente a ser protagonista de la historia, quiere ser parte de los integrantes que van a escribir la Nueva Constitución, objetivamente pensamos que si hay un chileno que merece estar allí es el.

Recomendamos este libro porque nos va a hacer recordar una parte de nuestra historia reciente que no debemos olvidar.

(editorialcopygraph@gmail.com)