Publicado Agosto 24, 2021
Una subjetividad estatal fuerte ante la catástrofe
Cuerpo
"El hombre que se guía por la razón es más libre en el Estado, donde vive según leyes que obligan a todos, que en la soledad, donde sólo se obedece a sí mismo" Spinoza

Hace unos días hablaba con un amigo que vive en California y me contaba que llevan tres meses encerrados porque el aire es irrespirable a causa de los incendios, el sol está opacado por el humo y tiene un tono bastante apocalíptico. Ya empezaron los incendios también acá en Córdoba y con la sequía pronosticada es probable que se multipliquen vorazmente, más acá de las buenas o malas intenciones, tal como vemos ocurre en todo el mundo a causa de las altas temperaturas. Si bien es un mecanismo normal la negación y sentir que todo se relaja en relación al coronavirus, hay que tener muy presente que esto recién empieza. No podemos seguir pensando en pequeña escala, porque estamos viviendo en tiempos cada vez más interconectados y acelerados lo que a esta altura es un final largamente anunciado: el problema medioambiental y las violencias de todo tipo que se generan son cuestiones centrales y absolutamente ineludibles, más acá de cualquier agenda mediática o discursividad ideológica. La preparación subjetiva para lo que se viene debería ser el asunto principal del cual nos tendríamos que estar ocupando.

En un artículo reciente[1], Žižek también repasa todas las catástrofes climáticas que se avecinan y propone un modo de gobierno al que llama “comunismo”, el cual no replicaría simplemente los pretéritos “socialismos realmente existentes”, ni tampoco el comunismo chino actual, aunque como éste último también seguiría sosteniendo al capitalismo, solo que con un ejecutivo más poderoso, organizaciones sociales de base y algún tipo de institución internacional que permitan controlar tanto a los mercados como a los países disidentes. Con la democracia formal y representativa no basta, dice Žižek.

La verdad que este modelo se parece mucho más al peronismo que al comunismo, habría que decir. En cualquier caso, no puedo estar más de acuerdo con el diagnóstico y el pronóstico, allende la disputa por los nombres genéricos (populismo, socialismo, comunismo), porque la matriz genérica de la subjetividad político-estatal fuerte que invoca, sin citar a Badiou, siempre me pareció la clave de cualquier pensamiento militante anudado a lo real. Lo que importa es la orientación materialista que asume un gobierno, articulada por esas cuatro invariantes subjetivas que discernía Badiou en Lógicas de los mundos: 1) Voluntad, 2) Confianza, 3) Intervención, 4) Igualdad.

1) Con la Voluntad, se trata de asumir que la política es una herramienta de cambio fundamental y no hay que someterse a ninguna ley inexorable, sean estas las leyes ancestrales, las del mercado o las de la historia. No hay ninguna inexorabilidad en materia de organización humana y eso nos da una enorme responsabilidad para administrar nuestros recursos de la mejor manera posible, sin fatalismos ni dogmatismos, pero orientado por lo real inminente. Hoy los dogmáticos del Mercado nos están conduciendo a la extinción masiva y a la injusticia social exacerbada por decisión política, no porque haya alguna ley de hierro que impida el cambio.

2) La Confianza implica que el gobierno debe apoyarse también en el poder y las iniciativas populares, no solo en el control y las directivas bajadas desde arriba; esto quiere decir que debe apoyar y estimular las propuestas que emergen de las organizaciones de base y potenciarlas con instrumentos de gobierno que las amplíen y potencien. Aquí resulta clave salir de las falsas dicotomías entre verticalismo y horizontalismo, la verdadera práctica política es transversal y sabe articular con confianza múltiples instancias, niveles y sectores.

3) La Intervención va en línea con lo anterior y define su contracara, pues se basa justamente en regular y controlar todos los mecanismos especulativos de los acaparadores de poder o de recursos que limitan las iniciativas populares e igualitarias, como también el acceso a servicios básicos a los que buscan privatizar o lucrar sin miramientos por el bienestar común. La intervención requiere coraje y decisión para asumir el enfrentamiento con sectores poderosos de la sociedad que no están dispuestos a ceder en sus privilegios, pero también captar el juego de fuerzas y leer en la coyuntura cuál es el momento oportuno de hacerlo.

4) Por eso, finalmente, un gobierno poderoso apunta a la Igualdad, garantizando una vida digna y servicios básicos de salud y educación a todos los ciudadanos. Igualdad material de oportunidades y accesibilidad a lo mínimo indispensable para que una vida valga la pena ser vivida, no simple igualdad formal u homogeneización de posiciones y deseos subsumidos a identidades preestablecidas.

Tenemos que ejercitarnos en cada uno de estos tópicos y en su entrelazamiento virtuoso, pues allí se define la matriz que constituye la lógica política efectiva. Ya no estamos condenados a repetir la vieja gramática política de reformismo o revolución; dadas las condiciones de emergencia actuales, se hace más patente que nunca que el gobierno que pueda anudar estos cuatro invariantes subjetivos será realmente revolucionario y nos permitirá hacer frente a la catástrofe.

 

 

[1] http://socompa.info/noticias/el-socialismo-es-una-opcion-o-es-demasiado-tarde/